Ardiente corazón, apasionado y rebelde, vuela. No voy a retenerte.
Viajero incansable de aventuras y sueños, corre. No voy a controlarte.
¿Quieres? Pues ve a por ello, eres libre.
Te libero de mi mente, de mi prisión, de mi lógica; yo te espero aquí.
Busca lo que deseas y sientes en cada latido. No haré nada para impedírtelo.
Busca tus juegos mañaneros, tus retozos de amor, tus horas de suspiros, tus besos
con sus secretos te «quieros».
Ve a por todo, no te detengas ni mires atrás porque no sé cuánto tiempo podré
controlar mi pensamiento, mi cuerda de la razón y volver a encerrarte junto a ella
en éste oscuro lado de la cordura: en el límite de lo real.
No sé cuánto podré mantenerme erguida y con dignidad ni sé si quiero
permanecer ahí quieta sin hacer nada; o salir corriendo contigo y buscar lo que
ambos queremos…
Entrar a la batalla arrasando cuán bárbaros en guerra por el tesoro prometido y
devastando a nuestro paso todo lo que nos impide alcanzar nuestro objetivo.
La victoria por amar…amar a quién un día fue mío.