La mirada en cuadrícula como miles de lentes de los ojos de una mosca. En cada una de ellas una escena de realidad, de valores encubiertos. Hacia el lado izquierdo, primer valor, terrorismo de radicales que maltratan a las madres inmoladas por sus hijos. Violaciones a menores con bodas de pactos por religiones de mentes esclavas. Terrorismo de países tercermundistas (segundo valor), donde la cultura está mal vista y príman vejaciones y mutilaciones a mujeres. Encarceladas entre paños donde no penetra el sol ocasionando enfermedad, obligadas a ocultar las vergüenzas de otros que sí están enfermos. Terrorismo de placer en países exóticos, donde se ha perdido la niñez, donde el hambre acecha a la mano de obra barata y un cristal de carbón vale más que la risa de un niño. Al lado derecho de esa cuadrícula, tercer valor, el terrorismo de vanguardia, de élite y clases altamente contaminadas. De tiburones financieros y gánsteres de farmacéuticas y armamentos, de negocios a espaldas «mojadas» y cumbres sin pactos, donde el que paga el convite siempre está en el otro lado. En la frontera. ¡Haz la guerra!, yo pongo el resto, y envían a esos hijos que las madres inmoladas protegían. Tópico: «los buenos contra los malos». Los primeros amparados en ella, expolian, violan y asesinan con total impunidad. Los segundos, privan de libertad a los suyos bajo un velo con cuadrícula por rostro, encerrando los «ideales de libertad». Con la mirada al frente, sólo se ve desierto. Desierto de turbias arenas, desierto de esperanza, de injusticia, de países pobres lavando las balas de sangre y que rebuscan entre las basuras del progreso la alegría y el sustento de su día. Bajando la vista, con una ligera inclinación de cabeza como si de un perdón se buscara por la miseria de la especie, unos pies descalzos se aferran al contacto caliente de la tierra que lo sostiene. Está bañada en negra sangre de contaminación fósil de antaño, y del presente. Animales que aún hoy derraman la suya por el negocio en cadena de consumir hasta el exceso, de los sacrificados por pieles, de los experimentos por lujos o nobles causas, de los que arriesgan su especie por la nuestra. «Terrorismo de incomprensión»…»La muerte con dolor ni es noble ni correcta cuando alguien no quiere morir» Esa vieja con túnica negra es la culpable del terror, pues no habría terrorismo si no existiera el miedo. ¡Miedo a la muerte! Esa es la mejor arma de cualquier nación. Sembrar discordia para tener adeptos. Hacer juicios que nos llevan a enjuiciar nuestros prejuicios y, quién esté libre,…»cagada de mosca»… En mi interior…
…»el hijo de lo incierto»