RETINA QUE NO RETIENE

Hoy 21 de febrero, con motivo de la celebración del día de Las Letras Canarias, se rinde homenaje a Rafael Arozarena. La Escuela Literaria, donde estudio, ha elegido uno de mis relatos que aquí les dejo.

RETINA QUE NO RETIENE

La vida es una composición fotográfica, algunas en negativo, como presagiando los malos recuerdos o quizás simples instantáneas de momentos entrañables de otras personas; también las hay endulzadas en tonos sepia o pastel. Es difícil determinar esa cuestión cuando sólo eres una mera espectadora y no participas de esos hechos o cuando el transcurrir de los años, deterioran el color a aquella fotografía que un día fue el gran acontecimiento. El primer día de colegio, por ejemplo, y con tan solo seis años, llena de contrastes, brillos y colores, pletórica de felicidad, sonríes enseñando tus dientes aún calientes y sin madurar. Con tu maleta a cuadros amarillos y grises, al igual que el uniforme de peto con aquellos cuadrados de tonos grisáceos acompañado de unos altos calcetines marrones y unos zapatos que debías mimar, del mismo color. Y todo huele a nuevo, a cuero de tu primera maleta, a frescor de colonia, a limpio de uniforme, a cariño de orgullosa madre, a tristeza de hermanos por tus horas ausentes, a inocencia, y las coletas que tensan a una niña, que da el primer paso hacia la mujer que lleva dentro.

La primera vez que tuve en mis manos una cámara, fue el modelo Polaroid Supercolor 635. Recuerdo agitar y soplar las fotos una vez salían de ella como la novedad ante una tarta para ver cuánto antes el resultado, pero también recuerdo que no era mía y las fotografías eran tan frías y ajenas que no retuve las imágenes. Resulta extraño que me guste ese arte, captar vida con un ojo tan inanimado que necesita de obturación, contraste, velocidad y trípode, para transmitir con total seguridad sensaciones que te pierdes y luego, tras el paso de los años, abriendo el cajón donde conservas esos álbumes intentas recuperar lo que perdiste preguntándote donde estará el trípode que ahora necesitas.

Cientos y cientos de sentimientos en cada fotografía, pero no te conformas y te dices que debes mejorar la calidad. Que la vida es mejor en compañía y te compras el modelo Olympus AF-1 diciéndote que ahora todo se verá distinto. Y pasan los años compartiendo cámara y momentos, y con ellos el modelo Olympus Mini Digital S Weatherproof da comienzo a otra generación y otra forma de pensar. ¡Genial!, estas a la moda y fardas con más estilo. Significativas mejorías aparecen en la cotidiana rutina y sueñas, crees que ya controlas. Comienza la aventura y haces de lo cotidiano una profesionalidad. Adquieres el último modelo y una Canon EOS 550D entra en acción. Le añades todos los componentes necesarios, con sus filtros sofisticados de colores que ni comprendes cual será el adecuado a la exposición. Te compras la mejor mochila, varias baterías y una buena tarjeta de memoria mientras la tuya se pierde entre fotografías. Los planes empiezan a dar cabida en tu cabeza y de repente el viaje de tu sueño está en camino. Bellos paisajes desfilan por el ojo. Verdes y amplias sabanas, ríos con movimiento de mandíbulas, perezosos glotones grises enseñándote sus dientes, lagos rosados por tantas aves de cuello y patas largas, monos osados atacando turistas por un trozo de comida, guepardos audaces a la intrépida carrera, manadas de cebras y ñues atontados en una vida colectiva, leones dormitando bajo la atenta mirada de la líder del clan, que controla su territorio mientras los cachorros juegan a dominar y la cabaña. La cabaña de madera. Aquella sobre la colina, y bajo sus pies, una planicie que se adentra hasta el horizonte; con dos sillas y una pequeña mesa a la entrada, donde poder sentarte a contemplar el atardecer que se pierde entre la sabana, que horas antes habías recorrido en un Jeep, con sus dos camas con doseles cubiertas por la mosquitera y calentadas por viejos caloríferos de cobre, un solitario arcón, un armario de penetrante olor a teca y un pequeño baño con una alcachofa de ducha tan grande y antigua, que temes por si se cae sobre tu cabeza haciéndote despertar, de lo que parece un sueño. Una taza con forma arcaica y una palangana con su jarra blanca llena de agua complementan el resto del baño. Agua, agua como la que corre por tus mejillas cuando recuerdas: “Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong”, y buscas desesperada dentro de la mujer, a la niña de seis años que te sonríe y al cabo de tantos años, después de hacer una promesa que rompiste como se rompe la foto del desamor, tienes por fin tu primera cámara. El modelo Olympus Stylus XZ-2 con pantalla táctil y reversible para obtener fotografías a tu persona: ¡porque sí!, ahora tienes tu cámara y eres profesional de los “selfies” a una solitaria cara que te enseña unos dientes de leche cortada y amarga mientras los desteñidos colores de tu piel quedan guardados entre arrugas de una fotografía.

M. I. H. D. (20.02.17)

https://www.facebook.com/EscuelaLiteraria/posts/964845543616115

olympus-stylus-xz-2

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Una respuesta a RETINA QUE NO RETIENE

  1. Yolanda dijo:

    Precioso..Felicidades. Maribel 😚

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