Exiliado de una patria sin nombre,
me refugio en los ojos del amanecer,
con la esperanza de que no lluevan lágrimas.
Deshabitada la sangre de mi pueblo,
se pierden nuestras huellas en el desierto.
Cruzo mi sueño entre azules
y desde esta barca a la deriva,
veo llorar estrellas por los niños.
Niño soy como ellos,
buscando refugio en los brazos de una patria.
Madre,
mi arena se deshace en forma de esta playa,
… y sueño, sueño que se ahogaron… las guerras.
30.6.17 Recitado en Refugiados Sí, Guerra No
(Maribel Díaz)