Invertido el tiempo, nada pronuncié…
De este lado todo es sinónimo de una lágrima.
Las sombras son ciegas portadoras
y el sonido se apaga detrás de la luna.
La tierra es aire, el humo es tierra y la existencia… no tiene tierra.
Todo se evapora como la bruma en gravedad
y mi barco navega, no quedan continentes donde naufragar.
Una perra, una jaula, dos aullidos, mi ataúd.
No sé qué es la muerte, pero la vi llorar,
¿y yo?, detrás de la luna,
sin aullido que regrese…
M. Díaz
(Derechos ®)
Poema del libro Línea perpendicular de mi pecho
Fotografía autoría propia y Francisco Carlos R.