22 de junio
Me crecen entre las uñas,
escamas de veneno,
mientras miro sangrar,
toda tu estructura,
cortarse la leche y tu respiración.
Ahora digiero las noticias
y continúo buscando tus huesos.
25 de junio
No tengo pruebas para mi defensa.
Sé que la escalera es versátil,
soy culpable del alcohol que quema mis palabras
y de que el letrero esté torcido.
Subir me provoca caídas,
el gato se cansa de mis vómitos y evito encontar tu alianza.
Mañana vuelve a abrir la feria
y aún no he llegadoal último peldaño,
solo trago estos vapores,
antes que se derrita el hielo.
27 de junio
A día de hoy, sigo desnuda
viendo bocetos entre telas desgarradas,
con la misma bata, en el mismo sofá, en la misma pose.
Las paredes desprotegidas de tus cuadros,
los pinceles pegados a la paleta,
las pinturas de colores asustadas de sus colores
y el tocadiscos rayando el mismo disco.
Bises de la misma canción que escuchábamos en el bar,
para salvar de entre las cenizas de tu estudio,
mi morfología.
El único caballete que sostiene aún,
nuestro retrato
y así poder, posar, posar para ti,
de nuevo, desnuda.
12 de agosto
Tantas carencias para habitarnos
y solo necesitaba una palabra,
una que agotase el silencio,
que incendiase la construcción del resto,
de los pronombres masificados en los aeropuertos
y sus tasas…
Tazas para un té o para un Tú…
Tú, que no pediste cuarenta cosas sino una decisión
y me olvidé de lo importante…
trabas para la ropa que no cabe en ninguna maleta
y las etiquetas…
Extravié todos los permisos sin permitirme vivir,
pisando un félpudo donde ni los gatos dejan sus pulgas.
No, no es indispensable atontar,
mi salida está cerca ya sabes donde encontarme
y aquí,
no se necesita permiso para entrar,
ya sabes que no me gusta.
Maribel Díaz
(Selección de poemas del libro Mensaje-Planta, Edición 2020)