Andenes en el abismo (continuación)

Comenzaré a relatar estas historias, desde los más próximos a la zona que ocupaba, el ático, e iré bajando hasta el sótano. Como ya he mencionado, se trataba de un edificio antiguo, de estilo colonial, con cuatro viviendas por planta y un patio interior, de paredes blancas con bastantes desconchones, grandes puertas y ventanas excesivamente decoradas, pisos de terracota que ya habían perdido su color característico y tejas algo más enmohecidas y sueltas que cuando se instalaron. Algunas de las ventanas, sobre todo las de la tercera planta, tenían enrejados antiguos de hierro y, hasta hoy, no he sabido si su función era impedir que entrara alguien, que saliera, o simplemente decorar tan inhóspito lugar. El caso es que allí estaban quizás para disuadir a los posibles ladrones, aunque no había nada de valor en aquellas oficinas, por lo menos en la que yo trabajaba, usada para archivos documentales de otras empresas. Algunas se dedicaban a labores humanitaria, una especial de centro social u ONG, otra a la venta de ropas usadas o vintage y, la última, a investigar vidas privadas; vamos, lo que se dice detectives. En fin, nada que mereciera la pena robar.

7ª Planta

Breve diccionario de una rebelde

Perenquén: dícese del abrazo pegajoso que se dan los amantes bajo una tenue luz mientras se lamen mutuamente.

Añil: sentimiento desinfectante que expresa la madre hacia sus hijos para aclarar las incertidumbre futuras.

Lesbiana: adaptación metamórfica de las mujeres nacidas en libertad de pensamiento y gustos contrarios ante el feudo-machismo, las cuales, además, poseen poderes sobrenaturales.

Genitor: genio enfadado con la humanidad porque no se le reconocen sus poderes creativos. Si va antecedido de la preposición «Pro», aún está más cabreado.

Glosario: libro donde se exponen resumidas las mentiras acontecidas siglo tras siglo y que se utiliza entre las plañideras con fines oratorios.

Chifladura: estado civil alocado e independentista emergente en las actuales y florecientes ego-sociedades.

Elena y Sara vivían en la séptima planta, dos mujeres hermosas, plenas en su madurez, con grandes sueños y muchas ilusiones en su nueva iniciativa. Habían decidido ser madres, y ese día tenían una importante reunión que cambiaría para siempre sus vidas.

El Genitor había acudido una vez más a su cita mensual con la clínica de inseminación artificial para la donación de esperma, solo que, en aquella ocasión, la llamada de la enfermera recordándole dicha convocatoria lo había inquietado. Cumplía reglamentariamente con todos y cada uno de los requisitos para dicha misión y, como hombre acostumbrado a los negocios bursátiles, nunca le tenían que recordar sus obligaciones, y menos las placenteras.

Con su elegante traje «Hugo Boss», modelo regular fit, en mezcla de lana virgen con seda, hecho a medida, acompañaba su esbelto y musculoso cuerpo, bronceado bajo los rayos ultravioletas de una sofisticada cama, en el mejor de los clubes de alto rendimiento con coach personal, con una camisa de seda natural tan blanca que dañaba los ojos, y un maletín de piel color marrón que hacía juego con sus zapatos de cordón de sastrería, también en piel y de la misma prestigiosa firma. Con su corte de pelo al último estilo, luciendo su hermosa y abundante cabellera negra, nadie podría presagiar ni aproximarse a aquel envoltorio que cubría la cincuentena de años. Dentro de su maletín portaba, entre sus papeles de trabajo, una tablet con las últimas novedades pornográficas descargadas la noche anterior, unos guantes esterilizados y unas toallas higiénicas de aseo, para el después de… Un compañero le había recomendado un vídeo de adaptación metamórfica.

Mientras esperaba en la sala no pudo evitar observar a dos mujeres sentadas frente a él, en total y desmedida acción Perenquén. Tanto él como las otras dos personas fueron interrumpidas de sus neuro-acciones sociales, cuando la enfermera le pidió a cada uno que la acompañarán. Fue entonces se percató del físico de ambas.

El ProGenitor fue invitado a pasar al área de la zona derecha, donde estaba a su disposición el Glosario de «sugerencias o reclamaciones «, mientras la enfermera continuaba al frente con las dos mujeres. Después de años intentando adoptar sin éxito, se habían decidido por la inseminación y tener el hijo que ambas deseaban con total amor Añil.

¡Ah! Y a la narradora de este relato le encanta el estado civil de «Chifladura».

CONTINUARÁ CON INTRODUCCIÓN A OTRO RELATO.

Derechos registrados Maribel Díaz

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